Habiendo de esperar la reacción del prójimo, se reemplaza la espera por el sueño y así caemos todos en una modorra somnolienta que asiente y por ende es cómplice de la decadencia cultural y educativa de nuestro medio.
El acceso equitativo y de calidad a la educación y la cultura deben ser garantizados por los Estados como un proceso incesante y que no necesariamente es el resultado de los sistemas educativos formales, sino de una interacción amplia de factores y de agentes, de ahí que deba ser vista también como una responsabilidad colectiva.
Modestamente considero que uno de los grandes vicios de nuestra pequeña sociedad es el auto boicot; la destrucción y subestimación de lo propio y el elogio desmesurado hacia lo ajeno.
No estoy hablando de localismo conservador y berreta, que desemboca en nacionalismo con Z; Esa postura infantil de banderitas y globos que inventaron los de arriba para dividir a los abajo.
Estoy hablando de otra cosa, como por ejemplo, que acá señora carlotense, a la vuelta de su casa tal vez, hay gente que experimenta, que propone, que intenta algo más allá del aburguesamiento de mirar lo que quieren que miré en la caja boba.
El arte no es un simple negocio comercial. Es un aporte de carácter esencial para el desarrollo social, cultural y educativo de la población.
Como de muestra vale un botón cito un ejemplo emblemático en nuestra ciudad: El teatro Municipal de Cultura, que todos los ciudadanos sostienen con sus impuestos permanece cerrado el 90% del año sin iniciativas ni proyectos gubernamentales de ningún tipo. Para peor, cuando artistas independientes locales lo requieren para realizar una presentación, un curso o lo que fuere, las trabas burocráticas y el interés postergan las buenas intenciones. Hay que ser realistas; los artistas del medio no persiguen fines económicos. Si la motivación fuera el dinero en vez de realizar una obra de teatro o un cineclub abrirían una fiambrería…
La motivación es el intercambio cultural, intentar abrir cabezas, salir de la chatura cotidiana por algunas horas. Ante eso funcionarios e instituciones responden con obstáculos, subestimación, menosprecio y la búsqueda de engordar la caja. Estos mecanismos consiguen muchas veces desmantelar proyectos genuinos y hasta expulsar a los jóvenes de nuestra ciudad.
Es una vergüenza que los artistas no puedan disponer libremente de su teatro y que el mismo se encuentre cerrado casi todo el año.
Ante este panorama me surgen dos interrogantes básicos ¿Qué nos legaron las últimas gestiones de la secretaría de cultura? ¿Cuál es el modelo cultural que persigue la gestión Pretto?
Muchas veces para dilucidar ciertas políticas es necesario recurrir a los afectados por las mismas. La situación en nuestra ciudad es clara: hoy los jóvenes y no tan jóvenes ciudadanos carlotenses no conocen a sus artistas plásticos, a sus actores, a sus músicos, a sus escritores, a sus artesanos y a sus trabajadores de la cultura en general.Gente tozuda que a pesar de lidiar con la inoperancia y los impedimentos municipales y de otras índoles logran a duras penas llevar a cabo su cometido aunque el resto casi siempre ni se entera; ¿de qué?, de todo ni se entera, en caso de que se entere: no entiende, no le importa, no lo daña.
Siguiendo con esta postura el único intercambio cultural local va a ser pasar treinta y cuatro millones de veces por el boulevard Vélez Sarfield los domingos a la tarde, y realizar manifestaciones para que el boliche cierre más tarde…¿? mirándonos la cara de boludos los unos a los otros para así al día siguiente decir; “anoche vi a X tomando un café con B.”
El arte y la cultura han salido de la agenda de nuestros gobernantes. O la cultura va por un lado y los gobernantes por otro… No quiero pecar de ingenuo; Se que hay sectores inconmovibles y las instituciones son uno de ellos. Tampoco puedo omitir que nuestras luminarias no salvan problemas puntuales e inmediatos y yo desde mi cómodo lugar pidiéndole peras al olmo cuando un día de estos viene una crecida y nos lleva a todos.
por Bernardo Stinco
(humilde y limitado cachorrito de artista local)
El acceso equitativo y de calidad a la educación y la cultura deben ser garantizados por los Estados como un proceso incesante y que no necesariamente es el resultado de los sistemas educativos formales, sino de una interacción amplia de factores y de agentes, de ahí que deba ser vista también como una responsabilidad colectiva.
Modestamente considero que uno de los grandes vicios de nuestra pequeña sociedad es el auto boicot; la destrucción y subestimación de lo propio y el elogio desmesurado hacia lo ajeno.
No estoy hablando de localismo conservador y berreta, que desemboca en nacionalismo con Z; Esa postura infantil de banderitas y globos que inventaron los de arriba para dividir a los abajo.
Estoy hablando de otra cosa, como por ejemplo, que acá señora carlotense, a la vuelta de su casa tal vez, hay gente que experimenta, que propone, que intenta algo más allá del aburguesamiento de mirar lo que quieren que miré en la caja boba.
El arte no es un simple negocio comercial. Es un aporte de carácter esencial para el desarrollo social, cultural y educativo de la población.
Como de muestra vale un botón cito un ejemplo emblemático en nuestra ciudad: El teatro Municipal de Cultura, que todos los ciudadanos sostienen con sus impuestos permanece cerrado el 90% del año sin iniciativas ni proyectos gubernamentales de ningún tipo. Para peor, cuando artistas independientes locales lo requieren para realizar una presentación, un curso o lo que fuere, las trabas burocráticas y el interés postergan las buenas intenciones. Hay que ser realistas; los artistas del medio no persiguen fines económicos. Si la motivación fuera el dinero en vez de realizar una obra de teatro o un cineclub abrirían una fiambrería…
La motivación es el intercambio cultural, intentar abrir cabezas, salir de la chatura cotidiana por algunas horas. Ante eso funcionarios e instituciones responden con obstáculos, subestimación, menosprecio y la búsqueda de engordar la caja. Estos mecanismos consiguen muchas veces desmantelar proyectos genuinos y hasta expulsar a los jóvenes de nuestra ciudad.
Es una vergüenza que los artistas no puedan disponer libremente de su teatro y que el mismo se encuentre cerrado casi todo el año.
Ante este panorama me surgen dos interrogantes básicos ¿Qué nos legaron las últimas gestiones de la secretaría de cultura? ¿Cuál es el modelo cultural que persigue la gestión Pretto?
Muchas veces para dilucidar ciertas políticas es necesario recurrir a los afectados por las mismas. La situación en nuestra ciudad es clara: hoy los jóvenes y no tan jóvenes ciudadanos carlotenses no conocen a sus artistas plásticos, a sus actores, a sus músicos, a sus escritores, a sus artesanos y a sus trabajadores de la cultura en general.Gente tozuda que a pesar de lidiar con la inoperancia y los impedimentos municipales y de otras índoles logran a duras penas llevar a cabo su cometido aunque el resto casi siempre ni se entera; ¿de qué?, de todo ni se entera, en caso de que se entere: no entiende, no le importa, no lo daña.
Siguiendo con esta postura el único intercambio cultural local va a ser pasar treinta y cuatro millones de veces por el boulevard Vélez Sarfield los domingos a la tarde, y realizar manifestaciones para que el boliche cierre más tarde…¿? mirándonos la cara de boludos los unos a los otros para así al día siguiente decir; “anoche vi a X tomando un café con B.”
El arte y la cultura han salido de la agenda de nuestros gobernantes. O la cultura va por un lado y los gobernantes por otro… No quiero pecar de ingenuo; Se que hay sectores inconmovibles y las instituciones son uno de ellos. Tampoco puedo omitir que nuestras luminarias no salvan problemas puntuales e inmediatos y yo desde mi cómodo lugar pidiéndole peras al olmo cuando un día de estos viene una crecida y nos lleva a todos.
por Bernardo Stinco
(humilde y limitado cachorrito de artista local)
3 comentarios:
Muy interesante lo escrito.
Y de acuerdo con lo expuesto.
Es una verguenza que el teatro de cultura, en una ciudad como La Carlota, tenga tan poco funcionamiento. Este teatro, y ya lo he anticipado, esta muerto. parece que nadie quiere ir, parece que ningún espectáculo quiere salir a escena, parece..., cuando en realidad son los gobernantes quienes le tienen que dar vida.
Es un lugar totalmente abandonado, donde en invierno es imposible hacer una función, donde las butacas están rotas filas enteras, todo con un solo propósito, "no educar al pueblo".
Sin películas, sin teatro, sin musicales, sin eventos y sin espacios culturales, se hace mas bestia al pueblo y es más fácil dominarlo.
Perdimos una estructura de las más grandes de la provincia cuando cayó el Malvinas y ahora de a poco se está haciendo lo posible para levantarlo. ¿Pero si se cae el de cultura?
La solución es clara.
La intendencia Pretto no tiene proyectos en el área educación y cultura, y no tiene en su secretarío a la persona capaz y eficiente para poder organizar y gestionar lo propio de una buena secretaria de cultura.
Renuncia inmediata del secretario o esperar hasta que termine la gestión y rogar por un intendente y equipo de trabajo interesado en los sabéres del pueblo, sus costumbres y necesidades.
Carlota esta muerta muchachos!
Muy bueno lo escrito
Llego tarde, muy tarde a este gustoso cachetazo. Con gratitud lo recibo, en línea afín al contenido de tu artículo. Conciente del bolsillo flaco de la estructura cultural carlotense, en estrecha relación al apetito cultural del pueblo, entiendo el caso como ajeno a nuestros gobernantes (después de todo no son ni muy nuestros, ni muy gobernantes). Me contentaría con que un puñado de gentes podamos verlo así.
¿Cuántos pasos atrás en la espiral del tiempo tenemos que dar para encontrar un concepto de Estado emparentado a los colectivos humanos/culturales? Seguramente, mal que le pese a los apresurados por juzgar las ideas, tendremos que revisar en la vitrina vieja de los trofeos socialistas.
En primer lugar, ya no creo que debamos esperar que el acceso equitativo, la calidad de la educación y la cultura deban ser garantizados por los Estados como un proceso incesante. No creo que debamos seguir persiguiendo ese espejismo. En cierto sentido el Estado ha dejado de ser una figura “paternal” para ser una gerencial desdibujada. Es decir, hoy los gobiernos y sus señoritos aplican los vicios de las lógicas comerciales a todas sus “empresas”. Piensan (por decirlo de algún modo) todas y cada una de las funciones de gobierno en términos numéricos y redondean para ver cuántos ceros más entran en su billetera. Pocas veces vi que las identidades culturales y los procesos artísticos tengan un departamento de finanzas, por lo tanto es poco probable que los encontremos reflejados en sus cuentas. Mucho menos en sus intereses.
En segundo lugar, desde la caída del muro, el arte y muchas otras expresiones culturales se han ido despegando de conceptos y valores utópico, lo cual, en cierto modo, ha propiciado su despegue de los colectivos populares. La creciente permeabilidad de la frontera arte/mercancía supone un alejamiento de su valor ideológico, de su motor de cambio, de su servicio social. Los sectores populares y las instituciones sociales, antes inspiradores de las manifestaciones artísticas, han dejado de sentirse representados, han perdido su vínculo emocional con el arte. ¿Puede que sea esta una de las razones que nos ha llevado a crear nuestro “boulevard de los zonzos”?
Parecería que a quienes se encargan de gobernar (y muchos otros de educar), entre tanto número, se les pasa por alto el creciente valor mercantil del arte y el ensanchamiento del campo de expresiones que hoy pueden ser consideradas como fenómeno artístico. Deberían pensar más seriamente en inaugurar el departamento de finanzas para expresiones artísticas… zonzos, ¿cuánto tiempo más van a esperar para darse vueltas por el boulevard?
Para concluir, sin compartir las últimas líneas del comentario de mi amigo y compañero Rempton, no veo necesario pedir esa cabeza. Como la cola de las lagartijas, cuanta vez se corte vuelve a crecer. Al tiempo que con su reemplazo el cuerpo artístico y cultural seguirá manifestándose acéfalo como hasta hoy. Bien valen El Circo de José, Raíces y los todas las manifestaciones independientes. Creo que la unidad y la asociación independiente de los artistas del pueblo, el intento de llevar el arte a las calles e instituciones y el replanteo de nuestra identidad cultural es la variante más completa, aunque también la más compleja. Es un proceso a largo plazo y autosustentado, aunque parezca poco posible quien puede quitarle al artista la voluntad de soñar.
Me tomo la libertad de expresar esto reconociendo, también, la comodidad de mi posición y la dependencia que mantiene con la Secretaria de Cultura de La Carlota el proyecto que “tozudamente” desarrollamos con Rempton.
Larga vida al blog!
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